Negación de proposiciones compuestas II

 

 

Ejemplo. Podemos negar la equivalencia

 

Motas maúlla si y solo si (es falso que Kaiser ladre y Piolín canta)

 

de dos maneras:

 

Es falso que Motas maúlle si solo si [(sea falso que Kaiser ladre) y Piolín cante]

 

Es falso que [Motas maúlla si y solo si (es falso que Kaiser ladre y Piolín canta)]

 

¿Nota algo extraño en los paréntesis de la primera de estas dos negaciones? Lo que ocurre es que al insertar la expresión “es falso que” al comienzo de la equivalencia original y cambiar todos los verbos al modo subjuntivo obtenemos

 

Es falso que Motas maúlle si y solo si (sea falso que Kaiser ladre y Piolín cante)

 

En el enunciado dentro del paréntesis redondo de esta negación se ha producido (involuntariamente) una ambigüedad: la negación “es falso que”, que en la equivalencia original afectaba solamente a “Kaiser ladra”, puede entenderse ahora como que está afectando a “Kaiser ladra” o también a “Kaiser ladra y Piolín canta”. Por eso, nos vemos en la obligación de introducir otro par de paréntesis que indique que dicha negación afecta solamente a “Kaiser ladra”.

 

 

 

Como peligroso ese asunto ... ¿no?

 

Este ejemplo muestra que, en el lenguaje de la lógica, siempre que construyas una proposición es importante que estés atento al hecho de si la proposición construida expresa exactamente lo que quieres expresar o no. (De hecho, ¡ocurre exactamente lo mismo en el lenguaje natural!: Cada vez que construyes una oración debes estar atento al hecho de si la oración construida dice exactamente lo mismo que pretendes decir o no. Gran parte del esfuerzo que realizamos al redactar un texto en lenguaje natural se invierte en revisar una y otra vez cada oración que construimos.)

 

El ejemplo también muestra que el segundo estilo de negación (en el cual se usan paréntesis y la conjugación de los verbos no se modifican) no parece presentar el problema que acabamos de detectar en el primer estilo (en el que no usamos paréntesis en lo posible y los verbos cambian al modo subjuntivo). ¿Por qué entonces en estas notas parece haber una predilección por el primer estilo? La respuesta es: Porque el primer estilo se acerca mucho más al estilo del lenguaje natural que el segundo. A pesar de que el lenguaje de la lógica es muy diferente del lenguaje natural en muchos aspectos, veremos que en más de una ocasión procuraremos que se parezca lo más que podamos al lenguaje natural. Para lograr este objetivo, estaremos dispuestos a pagar un pequeño precio representado en convivir con algunos imprevistos como el observado en el ejemplo anterior. En el ejemplo siguiente podrás observar otro de tales imprevistos.

 

 

Ejemplo. Podemos negar la implicación

 

Si Lassie corre entonces Flipper salta

 

de dos maneras:

 

Es falso que si Lassie corre entonces Flipper salte

 

Es falso que (si Lassie corre entonces Flipper salta)

 

Observe que en la primera negación la conjugación del verbo del antecedente de la implicación (“corre”) no cambió al modo subjuntivo como sí lo hizo el del consecuente (“salte”). Este comportamiento de las negaciones de implicaciones proviene del lenguaje natural. Lo adoptamos también para el lenguaje de la lógica porque queremos que este mantenga un aspecto lo más parecido posible al lenguaje natural.

 

 
Lassie   Flipper
 

 

Ejemplo. El uso de la expresión “es falso que” da lugar a nuevas opciones para negar proposiciones simples. Así, por ejemplo, disponemos ahora de tres maneras de negar la proposición simple “El Sol es una estrella”:

 

El Sol no es una estrella

 

Es falso que el Sol sea una estrella

 

Es falso que (el Sol es una estrella)

 

 

En ocasiones, tendremos que tratar con negaciones de negaciones. Así, por ejemplo, las siguientes son las respectivas negaciones de las tres negaciones anteriores:

 

Es falso que el Sol no sea una estrella

 

Es falso que sea falso que el Sol sea una estrella

 

Es falso que [es falso que (el Sol es una estrella)]

 

Las negaciones de negaciones de proposiciones compuestas se tratan de manera similar. Por ejemplo, consideremos los dos estilos de negación de la conjunción “Llueve y hace frío”:

 

Es falso que llueva y haga frío

 

Es falso que (llueve y hace frío)

 

Las negaciones de estas dos negaciones son, respectivamente,

 

Es falso que sea falso que llueva y haga frío

 

Es falso que [es falso que (llueve y hace frío)]

 

De manera similar, consideremos los dos estilos de negación de la implicación “Si Lassie corre entonces Flipper salta”:

 

Es falso que si Lassie corre entonces Flipper salte

 

Es falso que (si Lassie corre entonces Flipper salta)

 

Las negaciones de estas dos negaciones son, respectivamente,

 

Es falso que sea falso que si Lassie corre entonces Flipper salte

 

Es falso que [es falso que (si Lassie corre entonces Flipper salta)

 

 

  Mejor dicho, uno tiene que estar pilas con las negaciones ...

Así es. Observa las dos proposiciones siguientes:

Es falso que haga frío y llueva

 

Es falso que haga frío y llueve

La primera es la negación de la conjunción “Hace frío y llueve”. La segunda es la conjunción entre la negación “Es falso que haga frío” y la proposición simple “Llueve”.

Las dos proposiciones solo se distinguen en una letra (la letra final en ambas). Pero esa pequeña diferencia hace que ambas sean de tipos completamente diferentes.